Casualidades de la vida fui testigo del acoso policial con chalecos antibalas y armamento a partir de la una para poner fin al mismo, repleto de abuelos, padres y madres y ninos bailando al son de la rumba granadina, mientras la noche de los hooligans destrozan, agreden a nuestra sociedad del bienestar, increpan, vomitan e intimidan a nuestro pueblo en libertad y con total permisimidad de nuestro estado, un par de kilometros frente al festival sin presencia policial.
Los violentos tienen todos sus derechos en regla mientras los espanoles de bien todas sus obligaciones y que recaiga toda la Ley para ser castigados con todas las consecuencias, por celebrar y compartir nuestra cultura.
Hoy han despertado las conciencias que destruyeron mi querida espana del 36,
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